El glifosato afecta la salud reproductiva

Una revisión sistemática de la Universidad del Valle a estudios de todo el mundo indica que este químico puede afectar la producción de espermatozoides y causar abortos espontáneos.

Diana Carolina Durán
02 de septiembre de 2020 - 10:00 p. m.
La aspersión aérea en el país comenzó en 1992 con cultivos de amapola y en 1994 con cultivos de coca. / AFP
La aspersión aérea en el país comenzó en 1992 con cultivos de amapola y en 1994 con cultivos de coca. / AFP
Foto: AFP - LUIS ROBAYO

En agosto de este año, mal contadas, van por lo menos nueve masacres en todo el país. Y una de las respuestas que ha ofrecido el Gobierno ha sido la de insistir en que se retome la aspersión aérea con glifosato. Así, ha sostenido el ministro Carlos Holmes Trujillo, se pueden golpear a las organizaciones de narcotráfico que, dice este alto funcionario, están detrás de esta oleada de violencia. Pero reiniciar esta actividad, lo sabe el Gobierno, solo puede hacerse si se cumplen unos requisitos que impuso la Corte Constitucional desde 2017 y que reiteró el año pasado. Uno de ellos: “Evidencia objetiva y concluyente que demostrara ausencia de daño para la salud y el medioambiente”.

Este jueves 3 de septiembre, el Grupo de Epidemiología y Salud Poblacional de la Universidad del Valle y el Centro de Derechos Reproductivos divulgarán un informe que podría volver a encender la controversia sobre el uso del glifosato en el país. El trabajo, conocido por El Espectador, se enfocó en buscar “evidencia mundial” sobre la relación entre el glifosato y la salud reproductiva humana. Luego de una revisión sistemática de 79 trabajos, los investigadores concluyeron que la exposición directa o indirecta a este agente químico genera “alteraciones fisiopatológicas de la salud reproductiva del hombre y de la mujer en cualquier etapa de la vida”.

“De los efectos del glifosato no hay tantas investigaciones porque, durante mucho tiempo, esos trabajos se hicieron principalmente con auspicio de la misma industria. Solo desde el año 2001 se empezó a investigar de manera independiente”, explica el médico Fabián Méndez Paz, doctor en epidemiología de la Universidad Johns Hopkins, profesor de la Universidad del Valle y autor de este trabajo científico, junto con Jenny Ordóñez y Nathalie Abrahams. El doctor Méndez Paz señala que con el glifosato podría pasar lo mismo que con el asbesto: pasarán décadas antes de que se determine que las personas no deben exponerse a él.

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La revisión sistemática se enfocó en tres tipos de trabajos: directamente con humanos, estudios in vitro (con células) y con animales. En el primer escenario, los investigadores son los primeros en reconocer que habrá polémica, pues “casi la mitad (es decir, no la mayoría) de los estudios reportaron algún efecto en la salud reproductiva”. Varios se llevaron a cabo en Estados Unidos y Canadá, donde, en junio de este año, Bayer llegó a un acuerdo por más de US$10 billones con 100 mil demandantes que estuvieron expuestos al químico y que terminaron con cáncer. En 2015, una instancia de la OMS lo clasificó como “cancerígeno probable” y, con base en ese dictamen, el gobierno Santos suspendió su uso en Colombia.

Los estudios con animales e in vitro, en cambio, fueron contundentes. “Los 10 estudios mostraron asociación entre la exposición al glifosato y algún efecto extrapolable a la fertilidad de la mujer. Estos efectos fueron observados principalmente en útero y ovario”, dice el documento. La mayoría de estudios se hicieron con ratas Wistar, animales que suelen usarse para estudiar efectos de elementos tóxicos o medicamentos y cuyos resultados pueden extrapolarse a los seres humanos. Y los hombres, además, tampoco se salvan: “De los 14 estudios que investigaron el efecto en la fertilidad masculina, solo uno no observó mayores efectos”.

En hombres y en mujeres se encontró “disrupción endocrina”, es decir, afectación en las hormonas —lo que puede afectar la reproducción—. Se encontraron estudios que hablan de afectaciones sobre las células del útero en animales, lo que puede ocasionar problemas de implantación. Es decir, problemas para que la mujer quede embarazada. Se hallaron “efectos en la histomorfología de los ovarios y el útero en corderos recién nacidos expuestos a dosis reportadas como bajas de glifosato”, lo que puede traducir problemas de fertilidad en la adultez. Hubo estudios que hasta descubrieron glifosato en la orina de embarazadas. “El 93% de ellas tenía niveles detectables”. La cifra subió en habitantes de áreas rurales.

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¿Puede causar el glifosato abortos espontáneos (es decir, antes de las 24 semanas de gestación?) Esa era una pregunta en la mente de los investigadores, quienes encontraron tres cosas: tres estudios que se referían al tema, que ninguno a la fecha se ha ocupado de muerte fetal (entre la semana 25 y la 40) o perinatal (recién nacidos), y que sí puede haber relación entre el glifosato y los abortos. “El estudio de Arbuckle documentó que una ventana de exposición de cuatro meses, un mes antes de la concepción hasta tres meses después, aumentaba los riesgos de aborto espontáneo tardío”. Esa investigación se realizó en Canadá, con parejas que llevaban un año cuando menos viviendo en zonas agrícolas.

Un estudio colombiano de 2017 llegó a una conclusión similar: “Un incremento de una desviación estándar en la fumigación aérea acrecenta los abortos espontáneos en un 5,8 % en los municipios de bajos ingresos y en un 3,7 % en los municipios de altos ingresos”. En los estudios con animales, uno de ellos resaltó “disminución del peso corporal y del peso uterino de los expuestos, lo que indica un grado de toxicidad con consecuencia para el embrión y su desarrollo posnatal. Este indicador es considerado por los autores como un índice fuerte de toxicidad sistémica que puede conducir a la toxicidad de la madre y pérdidas de embriones”.

Los estudios in vitro que encontraron los investigadores hablan de “alteraciones en la motilidad espermática”, “disrupción hormonal”, “daño en el ADN de células expuestas”, “estrés oxidativo produce liberación de calcio y muerte celular”. En todas las investigaciones quedan dudas no resueltas, como qué pasa si la persona (o el animal) es expuesta a una dosis mayor o menor del químico, o qué efectos tienen los herbicidas que no son Roundup (el más comercial y el que se usa en Colombia). Los investigadores colombianos saben que hay mucho aún por hacer, pero destacan, a la vez, que en el país “casi ningún grupo de investigación ha suscrito investigaciones en el tema” de salud reproductiva.

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El informe, de 209 páginas, se entregará también al Sistema Integral de Verdad, Justicia, Reparación y No Repetición “para los análisis que sean requeridos de acuerdo con sus competencias”. “Estos hallazgos contribuyen a la reflexión en cuanto al riesgo-beneficio de usar el herbicida frente a los efectos en la salud que podrían estar ocultos a las técnicas actuales de investigación en humanos”, dicen los investigadores de la Universidad del Valle en su informe, en el cual se lee que al menos dos estudios “encontraron efectos (del glifosato) en la segunda o tercera generación”. Pero, para el Gobierno colombiano, la mejor solución para frenar el crecimiento de los cultivos de coca es este químico.

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