quarta-feira, 17 de novembro de 2021

NICASIO URBINA | La novela nicaragüense en el siglo XXI: globalización y provincialismo

 


La novela en Nicaragua empieza, como en la mayoría de los países hispanoamericanos en el siglo XIX, con una novelita titulada Amor y constancia (1878) escrita por José Dolores Gámez (1851-1923). Desde esos humildes orígenes pasamos luego por los esfuerzos de Rubén Darío (1867.1916) con su novela escrita a cuatro manos Emelina (1888) y sus dos intentos de novela inconclusa. Durante el siglo XX veremos muchos esfuerzos por parte de novelistas como Hernán Robleto (1892-1968) con Sangre en el trópico (1930) y Los estrangulados (1933), o Pedro Joaquín Chamorro Zelaya (1891-1952) con Entre dos filos (1927) y El último filibustero (1933) que, aunque representan esfuerzos considerables por narrar, no logran una novela compleja y de alta calidad literaria. Debemos esperar a Adolfo Calero Orozco (1899-1980) con Sangre Santa (1940) y a José Román (1906-1983) con Cosmapa (1944) para tener dos novelas dignas de ocupar un lugar importante en la historia de la novela nicaragüense. Sin embargo, estas novelas continúan siendo regionalistas con fuerte influencia costumbrista, y no presentan todavía la complejidad que llegará a caracterizar a la novela moderna. Será Lizandro Chávez Alfaro (1929-2006) el primer novelista en lograr una gran complejidad narrativa y una gran profundidad humana en su obra Trágame tierra (1969). Luego vendrán los dos grandes novelistas de la Nicaragua contemporánea que son Sergio Ramírez Mercado (Masatepe 1942) y Gioconda Belli (Managua 1948). [1] Estos escritores por supuesto no surgen de la nada, y hay muchos nombres que quedarán fuera de este artículo, escrito para el proyecto “Partituta do maravilhoso” de la revista Agulha, ya que en las pocas páginas que de que dispongo quiero concentrarme en los novelistas jóvenes que están empezando su producción literaria. Sin embargo, no puedo dejar de mencionar a Rosario Aguilar (León 1938), quien entre 1964 y 1968 publicó cuatro novelas importantes que reflejan la complejidad psicológica de sus personajes femeninos, y quien ha seguido publicando consistentemente hasta 2012.

Una de las voces más interesantes de la nueva novela nicaragüense es la de José Adiák Montoya (Managua 1987), quien recientemente publicó su tercera novela, Aunque nada perdure, Editorial Planeta Mexicana 2020, Seix Barral 2021. En esta novela Montoya revive la experiencia de una de las mejores escultoras que ha dado Nicaragua, Edith Gron, y al mismo tiempo recrea los episodios más importantes de Nicaragua en el siglo XX: los terremotos de 1931 y 1972, la dictadura de los Somoza, la revolución popular sandinista hasta la pérdida del poder en 1990. Edith Gron (Copenhagen 1917-Managua 1990) fue una escultora cuya familia emigró a Nicaragua a finales de los años veinte, y autora de muchas esculturas como los bustos de Rubén Darío, Andrés Castro, Diriangén, Emiliano Chamorro y muchas de las esculturas más importantes de Nicaragua. En esta novela Montoya cuenta su vida a través de varios momentos emblemáticos: las escenas de 1989 cuando ella regresa de Costa Rica de tratarse un cáncer de boca, las escenas de 1956 cuando ella esculpe la escultura de Andrés Castro para desplegarla en la Hacienda San Jacinto, y las escenas de 1931 justo después del terremoto. Desde esos tres momentos épicos, Montoya cuenta a través de un narrador heterodiegético, con focalización omnisciente, las peripecias de la familia Gron, y especialmente la de Edith. Esta es a mi juicio la mejor novela publicada en el año 2020, y Montoya es una de las figuras más promisorias de la nueva novela nicaragüense.

Aunque nada perdure reclama desde la primera página ser una obra de ficción basada en personas reales, y que algunos los hechos y situaciones son imaginación del autor, sin embargo, está firmemente anclada en la realidad. Entre los textos preliminares encontramos el acta firmada el 19 de mayo de 1923 por medio de la cual el Gobierno de Nicaragua se compromete a aceptar la migración de cien familias danesas. Una de esas familias va a ser la de Vilhelm Gron y Sofie Rasmussen los padres de Edith y su hermano menor Niels. La novela está muy bien escrita, aunque en algunos momentos decae un poco la elegancia de la prosa. Los 39 capítulos, no muy extensos, van alternando los tres momentos centrales de la historia y cuentan algunos de los eventos anteriores. El capítulo 1 por ejemplo empieza en 1931 cuando la familia Gron fue de paseo al mar, comen pescado en un restaurante, y luego se detienen, ya de regreso a Managua, en el parque Las Piedrecitas, desde donde pueden observar la Managua destruida en el terremoto de 1931, para terminar con el fatal accidente en el que Edith sufrirá unas heridas muy serias que le deformaron la cara. Este capítulo introductorio por lo tanto señala el primer hito histórico importante de la novela, el terremoto de 1931, y el primer evento importante en la vida de Edith. El capítulo 2 cuenta el momento en 1955-56 cuando un grupo de estudiantes del colegio Ramírez Goyena llegan a encargarle una escultura de Andrés Castro para ponerla en la Hacienda San Jacinto. En este capítulo aparece Roberto Sánchez, personaje real, cuyo maestro en el colegio será Carlos Fonseca Amador, el fundador del frente sandinista de Liberación Nacional. El tercer capítulo ocurre en 1989, cuando Edith está regresando en avión de Costa Rica de su tratamiento para cáncer de boca y laringe, y recuerda diferentes etapas de su vida. Estos momentos de la trama serán los nódulos principales para que el narrador nos haga viajar a lo largo de la vida de Edith Gron, describiendo diferentes etapas y narrando desde la intimidad del recuerdo algunas de sus experiencias.

       En esta novela José Adiák Montoya nos cuenta con mucha fidelidad histórica el desarrollo artístico y personal de Edith Gron, desde su primera escultura premiada “Amo muerto” donde representa a un perro aullando por la muerte de su amo en el terremoto de 1931. La mayor parte de la acción se centra en la ejecución de la escultura de Andrés Castro, para la cual le está sirviendo de modelo el boxeador Silvio “Bill” Turcios, antiguo novio de ella. Montoya utiliza esta escena y la conversación que se da entre ellos, para introducir analepsis internas y recrear otros momentos de la vida de la escultora, especialmente su estadía en México y en Nueva York. Como dice en los créditos finales, el novelista se ha beneficiado de la información proveída por la familia Gron y por otros intelectuales que le han facilitado mucha información para la novela. Llama la atención que Montoya no menciona la única biografía de nuestra artista Edith Gron, biografía de una escultora, escrita por José Martin Vivó Llobat. [2]


Esta es sin duda una novela que demuestra la capacidad de José Adiák Montoya para trabajar con materiales históricos, en una novela realista, con parámetros literario bien definidos. En su novela anterior Lennon bajo el sol (Tusquets 2017) Montoya ya había demostrado su enorme capacidad de imaginación y su interés en mundos posibles. En esa novela Montoya recrea el mundo de los Beatles, la famosa banda de rock inglés, en el mundo de Nicaragua en los años sesenta, setenta y ochenta. Es decir, traslada la vida del famoso cantante de Liverpool, John Lennon y sus tres compañeros al mundo provinciano de Managua. Podemos imaginar que esta trama implica una dificultad enorme: cómo adaptar el universo súper famoso y archiconocido de John Lennon a la limitada realidad artística y musical de Nicaragua. Lennon bajo el sol se refiere al final trágico que tiene en la novela el músico, donde un fanático lo asesina, lo traslada luego a una playa conocida como Pochomil, y lo deja abandonado en la costa. Este “Lennon bajo el sol” literalmente muerto bajo el sol, es también metafóricamente la historia de “Los escarabajos”, los Beatles tropicales, una banda surgida en Nicaragua a finales de los sesenta y que se convierte en mundialmente famosa gracias a canciones como “Imagina”, “Revolución”, “Toma mi mano” y muchos de los otros temas famosos de los Beatles. Mientras la banda musical se va convirtiendo en una sensación mundial, vemos la dictadura de los Somoza, asistimos el asesinato del primer Somoza, fundador de la dinastía; y alcanzamos a ver en la ficción el asesinato del segundo Anastasio Somoza en Paraguay, pasando por el terremoto de 1972 en Managua, el triunfo de la revolución sandinista en 1979, y muchos eventos importantes de la historia de Nicaragua.

Esta es una novela muy ingeniosa en su trama y su temática, pero muy difícil de realizar en forma creíble y verosímil. Como lector uno nunca termina de convencerse o de integrarse en el mundo narrado, porque la ficción no ofrece los parámetros necesarios para hacerlo. Trasladar la vida de John Lennon y los Beatles a un espacio como Nicaragua, requiere un acto de suspensión de incredulidad muy grande y requiere una enorme entrega por parte de los lectores. [3] Hay que reconocer el magnífico trabajo que hizo Montoya ajustando los hechos históricos de los Beatles a la historia de Nicaragua, pero me parece que la novela no logra convencernos de su propuesta. Hay dificultades lingüísticas a todo lo largo de la novela para adaptar los nombres en inglés originales al español. Vemos que el autor ha decidido no españolizar el nombre de John Lennon, pero a los otros tres integrantes de la banda los llama por nombres en español: Ricardo Paulo y Jorge. Más importante aún, el desarrollo e influencia de los Beatles en el rock and roll y en el mundo, surgieron de una tradición musical anglófona que combina elementos del blues, el rhythm and blues, el country norteamericano, con expresiones como las de Little Richard, Elvis Presley y Chuck Berry; con la tradición musical inglesa de los años cincuenta. Al sacar a la banda de esas tradiciones musicales e insertarla en Nicaragua, nos quedamos con un grupo que no tiene una tradición musical que lo respalde, que canta en otra lengua y forzosamente se nutre de otras tradiciones. Ahí me parece que radica la dificultad de la novela, sin embargo, hay que admirar la forma en que José Adiák Montoya recrea la fama y la popularidad que alcanzaron los Beatles, incluyendo su famoso concierto de despedida en el techo de las oficinas Apple Music, trasladándolo a un concierto en el techo del Hotel Intercontinental de Managua. Por otro lado, la vida del asesino de John Lennon se ve aquí representada por la figura de un joven nicaragüense con problemas mentales, que Somoza entrena y adoctrina para que asesine a Lennon. La novela plantea una relación de admiración y de rechazo entre Anastasio Somoza y John Lennon, ya que en la fiesta del Club Obrero donde fue asesinado el primer Somoza, los Beatles estaban supuestos a abrir para la orquesta de la Guardia Nacional, de forma que Anastasio Somoza hijo siempre asocia la imagen de John Lennon con el asesinato de su padre. Como podemos ver la novela es un esfuerzo valioso y meritorio de novelar la historia de Nicaragua en un contexto globalizado.

Otro novelista de interés actualmente es Arquímedes González (Managua, 1972) quién ha publicado en la última década tres novelas y una colección de cuentos. Su novela más reciente se titula Como esperando abril (2019), “Historia de la masacre de 2018 en Nicaragua”. En la misma portada nos dice, “Basada en hechos reales” con lo que de entrada se plantea como una novela realista, que tiene como personaje principal a Alvaro Conrado, el niño de quince años asesinado por la policía el 20 de abril de 2018. La portada del libro reproduce las famosas últimas palabras de Alvarito Conrado, “Me duele respirar” cuando fallecía frente al hospital que se negó a atenderlo esa noche.

Efectivamente, Como esperando abril es una narración de los hechos que ocurrieron en abril del 2018 en Nicaragua, narrados en una forma artística. Más que una novela yo diría que es una crónica novelada de los hechos que ocurrieron en esos meses. La narración reproduce con bastante fidelidad las protestas del pueblo de Nicaragua en abril del 2018, cuando la dictadura de Daniel Ortega anunció una reforma del Seguro Social, el que había sido mal administrado y llevado a la bancarrota por la dictadura. Las tres principales líneas narrativas de Como esperando abril son la acción de Alvarito Conrado y su muerte, la quema de la casa de la familia Velázquez en el barrio Carlos Marx, y la gesta de Nahomy Urbina, la Comandante Macha y el grupo de estudiantes de la Universidad Centroamericana que se refugiaron en la Iglesia Jesús de la Divina Misericordia, y que fueron a masacrados por la policía orteguita. A lo largo de estas tres líneas narrativas, González agrega pasajes de la historia de Nicaragua para contextualizar los eventos o para dar algunas explicaciones complementarias.


El libro empieza y termina con una conversación entre el Querubín y Dios, en el que el Querubín le comenta a Dios sobre los hechos que están ocurriendo en Nicaragua. Dios le presenta la hipótesis ficticia y quizás un poco descabellada, que Anastasio Somoza Debayle no fue asesinado en Paraguay en 1980, sino que fue llevado de regreso a Nicaragua, y ha estado detenido en la cárcel de Managua, fungiendo como asesor de Ortega. Al final de la novela vuelven a aparecer el Querubín en su conversación con Dios, y nos dan la noticia de que la Comandante Macha llegará a Costa Rica, tendrá a su bebé y lo llamará Nova. En cierta forma Nova será el futuro de Nicaragua: el nacimiento de este niño representa metafóricamente la esperanza del futuro, será el signo de que Nicaragua tiene posibilidad de salir adelante en la historia. En la última línea de la narración nos enteramos de que el Querubín es Marcel, el estudiante, novio de Nahomi Urbina y padre del niño que acaba de nacer. Este encuadramiento que plantea Como esperando abril establece la dimensión ficcional de la narración, ya el resto de los eventos narrados son reales e históricos, con algunas libertades artísticas que se ha permitido Arquímedes González para poder componer la trama. Es decir, el libro se mueve entre la ficcionalización de una conversación entre dos seres espirituales, y la narración de eventos sacados de las páginas de la realidad.

Arquímedes González ya había publicado con anterioridad las novelas La muerte de acuario (2002), Qué sola estás, Maité (2007), El fabuloso Blackwell (2010) y Dos hombres y una pierna (2012). Con esta última novela González ganó el Premio centroamericano Rogelio Sinán en Panamá. El fabuloso Blackwell cuenta la historia de un boxeador ficticio inventado por cuatro periodistas. Con esta novela González ganó el II Premio centroamericano de novela corta en Honduras. La muerte de acuario cuenta la historia de una serie de asesinatos parecidos a los perpetrados por Jack el destripador en Londres, y la aparición de un personaje como Sherlock Holmes y el doctor Watson, quienes intentan resolver los crímenes; mezclado con eventos de la historia de Nicaragua a finales del siglo XIX, incluyendo la presencia del presidente Evaristo Carazo y del poeta Rubén Darío. Podemos ver cierta semejanza entre la historia de Montoya en Lennon bajo el sol y la de González en La muerte de acuario, ya que ambas intentan trasladar hechos famosos de Inglaterra a la situación social y política de Nicaragua.

Novelistas de generaciones anteriores por supuesto han continuado publicando sus novelas. Eric Aguirre Aragón (Managua 1961) publicó en el 2017 su novela El meñique del ogro. Gloria Espinoza de Tercero (Jinotepe 1948) autora de una novela tan importante como La casa de los Mondragón (1998) ha publicado en el siglo XXI, El sueño del ángel (2001), Túnica de lobos (2005) Conspiración (2007) y Aurora del ocaso (2010). Gioconda Belli publicó en 2018, Las fiebres de la memoria, una novela histórica y su primera ficción donde el personaje principal es un hombre, y con anterioridad había publicado El intenso calor de la luna (12014), El país de las mujeres (2010), y El infinito en la palma de la mano (2008). Finalmente, Sergio Ramírez Mercado (Masatepe 1942), el escritor actual más importante de Nicaragua, Premio Cervantes 2018, publicó en 2017, Ya nadie llora por mí, secuela de su novela anterior, El cielo llora por mí (2008), donde se cuenta la historia del detective Dolores Morales en una Nicaragua dominada por el narcotráfico, la corrupción administrativa y la globalización alienante. Esta novela aborda también el tema del abuso sexual familiar y la quiebra moral de la sociedad.

Sin embargo, la novela reciente que mejor representa la situación social y psicológica en Nicaragua no son estas adaptaciones de la cultura inglesa tropicalizada, ni las crónicas de la tragedia política reciente o histórica, sino una novela que retrata la situación de la familia nicaragüense, partida por la tragedia de la infidelidad, del adulterio, de las relaciones y los hijos ilegítimos, de la pobreza, la adicción y el alcoholismo. Me refiero a la novela de Fátima Villalta (Matagalpa 1994), Danzaré sobre su tumba, ganadora del premio Centro nicaragüense de escritores 2011. En esta novela se cuenta la historia de dos hijos que asesinan a su madre envenenándola, debido al abuso doméstico que habían sufrido desde niños de parte de su madre y de su padre ilegítimo. El padre estaba casado y ellos son producto de una relación extramatrimonial, donde el hombre se presentaba en casa una vez por semana para satisfacer sus deseos sexuales, pero jamás sirvió como padre ni reconoció a sus hijos. Esta novela, escrita por una jovencita de 17 años narra muy bien la tragedia del pueblo de Nicaragua, donde las relaciones ilegítimas y extramatrimoniales son la norma, donde la mayoría de los niños crecen fuera del matrimonio y donde la bastardía es muy común. Según confesión de la autora, la novela fue escrita en un mes; sin duda una proeza para la extensión y la calidad de la misma. Narrada desde la vejez del personaje María Eugenia Castillo, recordando su niñez y todos los eventos traumáticos que marcaron su vida, esta novela refleja una enorme madurez para una joven de su edad y su experiencia literaria. Esperamos de Fátima Villalta muchos éxitos más.


En este breve artículo he intentado dar un panorama de las novelas publicadas en la última década en Nicaragua y el contexto político, social y económico que se está viviendo en el país. La cultura de un pueblo se refleja en sus canciones, su comida, su forma de vivir y su literatura. Es imposible concebir al pueblo nicaragüense sin el vasto acervo cultural, poético y artístico producido a lo largo de la historia. Las novelas que aquí he reseñado son significativas y apuntan en tres direcciones diferentes. Por un lado, el efecto de la globalización en la cultura nicaragüense y el esfuerzo de jóvenes escritores por incorporar a Nicaragua a un ambiente globalizado e internacional, apelando a una visión rizomática del mundo, y desarrollando anacronía impulsada por el mundo posmoderno y heterotópico. Por otro lado, estas novelas apuntan hacia una evaluación de la historia en su sentido más amplio, tanto la historia inmediata y trágica por la que está pasando actualmente Nicaragua, como por la historia pretérita de la revolución sandinista, y la más remota del siglo XIX. Hemos visto una serie de esfuerzos por entender lo que ha pasado en Nicaragua por parte de narradores muy hábiles e informados. En tercer lugar, vemos el interés por explorar la psicología del nicaragüense a partir de sus relaciones cotidianas, su esfuerzo durísimo por sobrevivir en una sociedad empobrecida, corrupta y mal administrada. La tragedia de los hijos que crecen sin hogar, sin educación de calidad, sin servicios médicos apropiados, y en muchos casos sin alimentación básica. Una juventud que no tiene muchas posibilidades futuras en el horizonte. Una sociedad que desprecia a sus jóvenes, que los maltrata, que los educa mal, y donde aun los que han alcanzado un título universitario no logran un empleo que pague lo suficiente para vivir decentemente. Estas novelas nos presentan una sociedad que cultiva la corrupción como una forma de inteligencia, la dominación patriarcal como la mejor organización social, y la violencia como la forma de resolver los problemas interpersonales. Leer estas novelas nos invita a cuestionar profundamente hacia dónde va Nicaragua como sociedad y como pueblo, y tratar de encontrar formas de enmendar el curso. Ojalá los lectores aprendamos esa lección.

 

NOTAS

1. Para un estudio de las principales novelas nicaragüenses remítase a mi libro La estructura de la novela nicaragüense. Análisis narratológico. Managua: Anamá, 1995. Para un excelente análisis recomiendo el libro de Werner Mackenbach, Die unbewohnte Utopie. Der nicaraguanische Roman der achtziger und neunziger Jahre. Frankfurt am Main: Vervuert, 2004. Para un catálogo general véase el libro de Jorge Eduardo Arellano. La novela nicaragüense: siglos XIX y XX. Managua: JEA Ediciones, 2012.

2. El libro de José Martin Vivó Llobat, Edith Gron, biografía de una escultora, fue publicado en Managua por el Instituto Nicaragüense de Cultura en 2010. Aunque no es de fácil acceso en las librerías es difícil creer que Montoya no tenía conocimiento del mismo.

3. Samuel Coleridge fue el inventor del término “suspension of disbelief” como una condición para la realización plena de la literatura de ficción, especialmente la fantástica. Como lectores o espectadores de un film acordamos aceptar las propuestas de los autores. Cada género tiene sus propios parámetros, por eso estamos dispuestas a aceptar algo en una novela fantástica que no estaríamos dispuestas a creer en una obra realista.

 

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NICASIO URBINA Escritor, catedrático y crítico nicaragüense. Nació en Buenos Aires, Argentina en 1958. Catedrático de la Universidad de Tulane, Nueva Orleáns, desde 1990 hasta 2004, donde fue jefe del Departamento de Español y Portugués. Actualmente es catedrático de literatura hispanoamericana de la Universidad de Cincinnati, donde es Director de estudios de posgrado. Ha publicado El libro de las palabras enajenadas (cuento, 1991), La significación del género: estudio semiótico de las novelas y ensayos de Ernesto Sábato (1992). Ganó el Premio Nacional Rubén Darío 1995 con un libro titulado La estructura de la novela nicaragüense: análisis narratológico (1996). Sintaxis de un signo (poesía, 1995, 2000), El ojo del cielo perdido (cuento, 1999), Viajemas (poesía, 2009), Caminar es malo para la salud (cuento, 2011). Su Poesía reunida 1984-2014 ha sido publicada en México y en España. Ha publicado más de 100 artículos críticos en revistas especializadas y ha dictado 120 conferencias académicas. www.nicasiourbina.com



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[A partir de janeiro de 2022]
 

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Número 187 | novembro de 2021

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